
Quince años hemos tenido que esperar los españoles para poder disfrutar de un debate entre los candidatos a ocupar la presidencia del Gobierno desde el próximo 9 de marzo, fecha en que se realizan los comicios.
La Academia de las Artes y las Ciencias de la TV fue la encargada de conceder la señal de televisión para conceder un debate en un lugar neutral, sin que pudiesen entrar en juego las suspicacias.
En torno a las 21:15 llegaba al Palacio 1 de IFEMA el líder del grupo popular, Mariano Rajoy. Cinco minutos después de su hora prevista, en torno a las 21:28, hacía lo propio el presidente Zapatero. Tras la sesión de maquillaje, los dos contendientes aparecían en el decorado construído especialmente para esta importante ocasión. Rajoy, como dato llamativo, con la chaqueta abierta y con una sonrisa demasiado, mostrando su nerviosismo.
Tras las comprobaciones previas de ambos candidatos, Manuel Campo Vidal, moderador del acto, dio la bienvenida a todas las emisoras de radio y televisión que emitían la señal de la Academia, cuando se cumplían las 22:06. Tras una larga presentación del debate, Campo Vidal solicita a J.L. Rguez. Zapatero el tratamiento como candidato, no como presidente en funciones del Gobierno. Ahora sí, todo está listo.
22:11: Mariano Rajoy tiene una primera intervención de tres minutos para dar una primera gran pincelada de aquello que tratará en su programa electoral y, por ende, en el debate. Habla, perdiendo su mirada tras las cámaras, de la subida de los precios y de la dificultad de los españoles para llegar holgados a final de mes; de la inseguridad ciudadana y de los errores de Zapatero durante esta legislatura, como la Memoria Histórica o los pactos con la banda terrorista ETA.
Tras él, el turno es para el sr. Zapatero. Pide el resaldo para su proyecto, que es ambicioso y todavía en fase de desarollo. Comenta las ayudas a las mujeres, a los mayores y a los jóvenes. Achaca a Rajoy su clara oposición basada en la crispación, aún cuando España se ha situado a lo largo de los últimos años entre as ocho mayores potencias mundiales.
Fianliazada esta ronda, comienza el debate propiamente dicho con el primer bloque temático: la economía.
El líder del Partido Popular cenra s discurso en la subida de los artículos de primera necesidad, como el pollo, la leche o las legumbres. Según él, el paro no ha dejado de crecer en los últimos siete meses de la legislatura. Esto ha hecho que hayan aumentado en demasía los niveles de renta y las diferencias sociales.
El cabecilla de los socialistas se defiende argumentando que el empleo ha subido, como la capacidad económica del país, y que no se le puede achacar nada a su mandato. Según el vallisoletano, el redondeo del PP con el Euro ha supuesto un problema que mejorar.
Se pasa al segundo sin que haya quedado nada claro: empate técnico.
Ahora ambos candidatos deben hablar sobre políticas sociales. Rajoy, primero en intervenir, culpa al presidente de la excesiva inmigración incontrolada que llega a nuestro país, lo que conlleva violencia y bandas organizadas. La política educativa ha sido un puro fracaso.
Zapatero responde asegurando que durante esta legislatura se han llevado a cabo multitud de acciones sociales destinadas a mejorar la vida de los más jóvenes, de los mayores, de las mujeres.

De políticas sociales al tercer bloque: la política exterior y de seguridad. Sin duda, uno de los momentos que más ansiaba el gallego para atacar a ZP. Rajoy culpa a los socialistas de pactar a escondidas con ETA, de permitir el juego a PCTV en democracia y de la vuelta de la violencia callejera. J.L. Rguez. Zapatero vuelve entonces su mirada al pasado y habla de las víctimas del terrorismo islámico, culpa del PP. Asegura que él concedió, desde la oposición, su ayuda incondicional al entonces gobierno de Aznar para acabar con la banda terrorista, y que no ha recibido a cambio nada más que crispación.
Es aquí donde parece que Mariano Rajoy gana enteros frente al actual presidente. La lucha contra ETA era, a priori, la mayor baza de los populares, y todo apunta a que han surtido efecto.
Llegamos al cuarto bloque: política institucional. El gallego centra ahora su discurso
en la supuesta disgregación de España que intenta realizar el sr. Zapatero. Este se bloquea, ya que comienza hablando de los trasvases y termina disertando sobre el Estatut de Cataluña. Sin embargo, el de Valladolid pasa de largo sobre este tema, afirmando únicamente que la culpa de la crispación la tiene el Partido Popular.
Es evidente que en este punto no ha quedado nada claro: demasiados ataques y nada en claro.
Así se avanza hasta el punto final, los retos para afrontar el futuro. Aquí entra en juego, primordialmente, la campaña contra el cambio climático.
Mariano Rajoy comienza su discurso afirmando la importancia de este mundo globalizado. Surgen nuevamente los temas de los problemas de los jóvenes para acceder a un alquiler, o los problemas educativos. A su favor defiende que ha sido el PP quien firmó en su día el Protocolo de Kyoto y quien fundó el Ministerio de Medio Ambiente en el año 96. Asegura que durante el pasado año 2006, las fuentes de energía renovables no supusieron más que un mínimo del total utilizado. Acaba achacando su falta de ayuda y colaboración para con los afectados de los incendios que afectaron anteriormente a la Península.
La defensa de Zapatero se basa en presumir del gran aumento de viviendas de protección oficial que se han construído bajo su mandato, de los grandes avances en I+D+I. No perdona los insultos de Rajoy a la gente de la cultura que se alió con el líder popular.
Así finaliza el debate. Pero antes, ambos candidatos tienen tres minutos para sacar conclusiones y finalizar sus discursos electorales. Con un gran tono lírico, y buscando lo sentimental, como viene siendo la tónica de esta campaña, ambos acaban. Rajoy apela a un futuro esperanzador, en el que no falte uan buena educación para todos: "España es cosa de todos, y debemos tomárnoslas muy en serio".
Por su parte el líder socialista terminó diciendo que su esperanza está puesta en una España unida, recalcando el avance económico y la buena marcha de las políticas sociales. Quiere un país a la cabeza del cambio climático y que luche por la paz, rematando con un contundente "buenas noches, y buena suerte".